Que Hacer Si Mi Bebe No Quiere Dormir
El niño ha de saber que ocurra lo que ocurra va a obtener la misma respuesta por la parte del padre o cuidador. Para favorecer su autonomía más adelante es fundamental que aprenda a separarse algo de esa presencia con su madre. Se puede asistir si bebé cantándole una nanao leyéndole un libro.
Es preferible que el elemento transicional no requiera la presencia del adulto de forma continuada en la habitación. De este modo no sería un óptimo objeto transicional ni la mano de los progenitores, ni el pelo de cualquiera de ellos. Pero no se debe ser ciervo de los límites y horarios, “un día es un día”, lo importante es recuperar la rutina a la mayor brevedad, sabiendo que probablemente ese día el niño esté algo mucho más irritable. Una aceptable separación implica un acto predecible y rutinario, aportando serenidad y seguridad tanto a los progenitores como al niño. Hay que tomar en consideración que para un niño el hecho de reposar puede implicar “separación”, y esto comunmente no le gusta nada.
Para Eludir Problemas Con El Sueño Necesitamos Un Buen “apego“; Pero ¿qué Es Eso Del Apego?
Hay que sacarle relevancia, ya que prestarle mucha atención puede reforzarlo; basta con evitar que se lleve a cabo daño poniendo una lona acolchada en los barrotes de la cuna. Eso sí, si este comportamiento hace aparición en todo el día, tiene una duración prolongada o lo realiza con excesiva fuerza, charla con su médico. Los primeros seres humanos al ponerse de pie y perder pelo encontraron dificultades para mantener estos hábitos. Las crías ya no tenían pelo al que agarrase y las manos, liberadas para llevar a cabo movimientos y tareas mucho más finas, perdieron fuerza para subir a los árboles. Para lograr sobrevivir se agruparon en tribus y dormían en contacto unos con otros, intentando encontrar calor. Un solo individuo durmiendo varias horas a la merced de los predadores no hubiera subsistido y, desde luego, un bebé bastante menos.
Esto son algunas secuelas de la carencia de sueño gracias a que esta perjudica la actividad cerebral, alterándose la memoria, el lenguaje y los procesos de solución de problemas. Es tremendo, pero durante el primer año de vida de un bebé, se calcula que los padres pierden entre 400 y 700 horas de sueño. Son niños con autoconfianza y buena autoestima porque cuando efectúan una acción, sus padres o cuidadores argumentan siempre del mismo modo. La respuesta de los padres es inmediata a la del niño, manteniendo un contacto físico breve y frecuente con él y colaborando mutuamente.
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Por tanto se tienen que entablar distanciamientos graduales durante el día, admitiendo que el niño esté a veces en otras estancias, entreteniéndose él solo. Según sea esa separación, el niño reaccionará de una forma u otra. Además de esto disminuye la atención y el autocontrol, necesitando mucho más esfuerzo y motivación para realizar las tareas.
De hecho, muchos pequeños alcanzan las 12 horas de sueño, solo interrumpidas por algunos breves despertares. Además, también es común que a media mañana o a media tarde, se echen una siestade una hora o más. Varios de ellos, además, necesitan de la presencia continua de alguno de sus padrespara conciliar el sueño. ¿Qué tenemos la posibilidad de hacer para ayudar al bebé a reposar lo que necesita? El colecho puede ayudar al bebé a conciliar el sueño fácilmente al notar que está cerca de sus padres. El colecho, además de esto,sincroniza el sueño de los papás y del bebéy de ahí que por lo que es una viable opción alternativa, especialmente en los primeros meses de vida del bebé.
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Cerca de una tercera una parte de lo que duerma lo va a hacer en lo que se considera tiempo nocturno (aproximadamente entre las ocho de la tarde y las seis de la mañana). Esto asimismo quiere decir que la probabilidad de que acabe llorando en medio de la noche es bastante alta a esta edad. Aunque cada niño tiene sus peculiaridades particulares, la duración del sueño y los momentos de cambio de las prácticas nocturnasse suelen modificar en un esquema bastante fijo que suele ser común en la mayoría de los pequeños. Ahora, veremos ciertas de esas pautas que acostumbran a proseguir generalmente, con lo que van a ser más bien indicativas. —Como entre el primer y quinto año desarrollan tácticas para no quedarse solos, suelen prolongar las rutinas del acostarse, pidiendo otro cuento u otro vaso de agua… «Todo va a depender de la paciencia de cada cual y del tiempo que tengamos y lo cansados que estemos; en algún momento se le puede argumentar que es tarde y ponerse firmes sin dejar de ser cariñosos», propone Paricio.
Si el bebé te demanda, debes atenderle siempre y, poco a poco, mudar sus prácticas. Algunos pequeños se acostumbran a dormirse de determinada manera, por servirnos de un ejemplo, con una nana o en brazos, y esos provoca que, si se lúcida, necesite esa rutina para regresar a conciliar el sueño. Acércate a su cuna e intenta calmarle con expresiones, pero impide ciertas rutinas que podrían convertirse en hábitos como prender la luz.
