Que Hacer Cuando El Niño No Quiere Dormir
Consulte a un profesional.Más allá de que los terrores nocturnos no son por norma general significativos existe no obstante la posibilidad de que sean síntomas de modificaciones neurológicas. Para verificar este radical, al tiempo que las pesadillas muy molestas, habría que comentarlo con el médico. Si los terrores se producen con mucha continuidad, el médico puede sugerir aliviarlos con una medicación esmeradamente dominada.
Este trabajo lo avance en mi consulta privada, cooperando en Unidades de Sueño o diseñando y también dando tutoriales para su prevención en empresas. Descartemos entre los progenitores la idea de que les ha tocado un niño difícil o que duerme mal. El buen o mal reposar se puede educar y corregir cuando sea necesario. El niño debe acostarse despierto en su cuna o cama para que sea él quién concilie el sueño. Unos adquieren velozmente hábitos saludables de reposar y otros necesitan más persistencia por la parte del adulto que le enseña estos hábitos. Pero no se debe ser esclavo de los límites y horarios, “un día es un día”, lo esencial es recobrar la rutina cuanto antes, sabiendo que probablemente ese día el niño esté algo más irritable.
Y Si Es Imposible Que Se Duerma…
Recordáis que al comienzo del capítulo os charlaba de la “obligación que se imponen los padres para con los hijos”, ya que aquí es justo donde hay que insistir a fin de que no caigan en la “trampa”. La obligación como progenitores no es la de reposar al niño, sino más bien facilitarle las condiciones que le permitan que sea él quién concilie el sueño y aprenda a dormirse solo. No exploran el ámbito solos y tienen problemas con el sueño de régimen difícil, que muy frecuentemente necesita la intervención de un experto.
Hay que tener en cuenta que el cerebro de los niños durante los primeros años está en plena ebullición, con lo que necesitan estar bien descansados. Un niño muy despierto, que llega fatigado pero feliz a las noches, que se marcha a la cama relajado y descansa lo suficiente, para despertar por la mañana lleno de energía, lo mucho más posible es que no necesite dormir tanto. Los progenitores no tienen que reírse de los hábitos del niño, pero por otra parte, tampoco deben consentir que se vuelvan bastante pesados.
Hora De Cambiar
Para muchos niños, una puede bastar, para otros va a ser preciso aplicarlas todas y cada una para hallar que permanezcan en la cama. No hay un patrón de sueño homogéneo y lo que necesita un niño no posee pues ser aplicable a otro. Entre los 2 y los 4 años duermen por la noche unas 10 horas, más las dos siestas comunes. A partir de los tres años de edad va reduciendo la “necesidad” de reposar a lo largo del día, hasta prácticamente ocultar antes de los seis años.
La disciplina y la paciencia son las claves para eludir que malas prácticas se vuelvan comunes;el orden y las reglas edificarán un carácter responsable y autónomo en los niños. Los progenitores pueden evitar estos inconvenientes a la hora de ir a dormir al poner en práctica varios métodos. Uno de ellos es acompañar al pequeño a su habitación y no volver a esta si bien llore. Dejarlo solo y explicarle con calma que está seguro y que nada malo le pasará, a pesar de su tristeza, es buen comienzo. Las inseguridades y los temores están a la orden del día cuando los hijos se habitúan a dormir junto a sus progenitores. Estas son 2 causas por las que se negarán a proceder a la cama solos y buscarán mil disculpas para quedarse en la habitación al lado de sus progenitores.
No Desea Dormir En Su Cama: ¡convéncele Así!
Hábitos nocturnos regularesA los niños siempre y en todo momento les agrada comprender lo que ocurrirá un momento tras ahora. Unos hábitos nocturnos regulares conseguirán que el niño sepa que el instante de acostarse se acerca y que llegó el momento de parar. Elegir en el momento en que hay que acostarseSe debe decidir el momento exacto en que el niño debe acostarse y, una vez decidido, seguir con firmeza. Esto no significa que los padres deban ser absolutamente rígidos y también insistir en que el niño debe estar siempre en la cama a las ocho en punto, si bien justo en aquel instante acabe de llegar papá o esté en el hogar el tío José. Sin embargo, cuanto mucho más capaces sean los progenitores de concretar el instante de acostarse, más fácil será conseguir que el niño se duerma a una hora fija.
El ritual de las buenas noches es eficiente, porque le hace entender qué es lo que le espera. Si el pequeño protesta en el momento de la separación, siempre y en todo momento se le puede decir que la mamá volverá a controlarlo en unos minutos. Es una promesa que hay que mantener, para evitar que, de lo contrario, el niño pierda confianza y continúe despierto durante mucho más tiempo, aguardando a que alguien se presente. En definitiva, el niño debe entender que la mamá y el papá están cerca.
Un gráfico del momento de acostarse es eficiente para los pequeños, permitiéndoles ganar puntos para alguna recompensa deseada. Al principio, los progenitores tienen que dar puntos por mantenerse en la cama durante cinco minutos, después se ha de alargar gradualmente el tiempo requerido para acumular los puntos precisos. Media hora antes de acostarse, el niño debe hallarse relajado para cuando llegue el instante. Más que una guerra de almohadas o un juego de pelota van a ser unas prácticas sosegadas que integren la higiene frecuente, la lectura, la narración de cuentos o la música.
Ante tanto control, el niño prefiere que le dejen en paz y reduce sus necesidades de apego. Suscribierse ahoraAcepto los términos, condiciones y la política de intimidad. En momentos en los que el niño hace cualquier cosa menos irse a dormir, se suele cometer el grave fallo de perder la paciencia y gritarles. Esta no es la manera correcta de tratarlos, ya que se van a poner aún mucho más rebeldes.
