Cual Es La Siesta Del Burro
Por si no lo sabías, existe otro tipo de siesta que no debe ver con la cabezadita que damos después de comer, sino antes. Se trata de la popularmente conocida como siesta del carnero. Dependiendo de la zona geográfica donde te halles, recibe un nombre .
Como ya expliqué en otro articulo, el término siesta viene de ‘sextear’ o ‘sexta hora’, puesto que la ‘Regla de San Benito’ señalaba la regla de almacenar reposo y silencio tras la sexta hora que era la de más calor. Esta sexta hora eran las 12 del mediodía, sabiendo que los frailes comenzaban su día a las seis de la mañana. El ritmo de vida actual nos llevó a una pérdida considerable de la calidad del descanso y de las horas de sueño. Por más que los expertos en el ámbito y la red social médica recomiende con insistencia la importancia de reposar ocho horas cada día, cada vez menos gente cumple este requisito.
¿es Bueno Echarse La Siesta Del Carnero?
La siesta tradicional, ahora se conoce, es la que nos echamos tras comer. Con el estómago lleno entra el soporcillo y es bien difícil no caer rendido a ese sueño reparador que nos carga las pilas para las ocupaciones de la tarde. Lo de dejarlo en una cabezadita en el sofá o ponerse el pijama y también irse a la cama ahora queda al gusto -y al horario- de cada quien. Es importante asimismo pensar sobre un género de siesta que se ha de producir al mediodía y antes de comer.
Ya hay mucha, demasiada literatura tradicional sobre la siesta y sus circunstancias. Encima siempre se terminan citando las mismas frases de mal gusto de Cela, conque mejor dejémoslo estar. En resumen, yo sencillamente deseaba recorrer en voz alta un itinerario alrededor de un nombre que desde hace un tiempo me perturba. Descubre la importancia de un buen descanso y conoce los efectos de no reposar en días sucesivos.
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Poniéndonos en situación, ni va a solventar la carencia de sueño ni nos irá a poner de buen humor. La sensación de no haber descansado y la oportunidad de que nuestra cabeza se quede un poco adormecida son más probables que el hecho de volver a poner las pilas. Si tuviéramos que determinar una siesta clásica, nos iríamos a ese rato de sueño que echamos tras comer y que, para los mucho más especialistas y dormilones, incluye acostarse en cama, ponerse el pijama e inclusive bajar las persianas.
Tras el descanso, llegaba la hora del almuerzo para nuestro pastor. Ya que bien, ese reposo que se hacía al mediodía se producía en un inicio antes de comer, aunque con el paso de los años se adaptó a tras la comida principal .
Un reposo merecido tras caminar bastantes km y realizar sus trabajos en lo que las ovejas y cabras comían. En el momento en que estas paraban y los pastores se despertaban, eran ellos los que aprovechaban para realizar su correspondiente comida antes de proseguir con la profesión. Por alguna razón, cierto tipo de animales que nos evocan a huertas o campos son los que dan nombre a un tipo muy preciso de siesta. Pero resulta que, en una de mis buscas por Internet, me encuentro con que el número 51 del BOFCI, esto es, el Boletín Oficial de la Capacitad de Ciencias Inútiles, comandado por Josep M. Albaigès, forma una muy sólida Cátedra de Siestología que incluye teoría, clasificación, nuevas costumbres, opiniones distintas y estampas de todo género. Allí leo, entre otras muchas cosas, que en Segovia y Ávila asimismo saben lo que es la siesta del burro; y que dicha variedad se practica con especial ahínco en Castilla la Novedosa , tal vez como «recuerdo de las épocas de siega, con calor profundo que ordena a interrumpir la labor incluso antes de mediodía».
Muchos años después, en el momento en que mi abuela paterna se puso mala y empezó a dormir a lo largo del día, oí por primera vez otra denominación diferente para la siesta burrera. Resulta que mi abuela paterna se echaba la siesta del carnero. A mí, en un primer instante, me sonó rarísimo, pero después empecé a oírselo a mis tíos y primos de la rama paterna, o por lo menos a todos los que estaban en contacto con mi abuela y constataban que, si bien siempre había dormido poquísimo, desde el momento en que había cumplido los ochenta y nueve se echaba la siesta del carnero todos y cada uno de los días. Y de esta manera debe ser, pues la expresión viene de forma directa de las trabajos de pastoreo. Lasiesta del carnero sería la que se echaban los pastores en el momento en que, tras caminar toda la mañana, hallaban un buen pasto y podían reposar un rato mientras las cabra comían. Por norma establecida, la gente hemos ido perdiendo horas diarias de sueño hasta amontonar hasta 2 horas de media.
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Para algunas personas, sin embargo, el sonido de aparatos como la televisión o la radio ayuda a conciliar el sueño. Si éste es tu caso, los puedes dejar encendidos. En síntesis consiste en que a media mañana, las personas frecuentemente madrugadoras y trabajadoras. Lo que permite incorporarse muy consciente a la vigilia y a la normalidad laboral, para rematar algún pequeño aspecto por llevar a cabo. Para casi de la misma manera a como se inició, ir mejorando al organismo, en el estado basal conseguido con la , para afrontar el almuerzo o la comida.
Un método mucho más premium que puede rebajarse con los típicos veinte minutos en los que nos quedamos dormidos en el sofá tras comer. En cualquier caso, hablamos de dormir tras la comida. De la misma forma se podría prometer que si Albert Einstein, otro sestero de renombre, no hubiese tenido la cabeza despejada por su afición a reposar la siesta, la humanidad se habría quedado sin la teoría de la relatividad. En definitiva esta siesta del carnero que se genera antes de comer tiende a ser mucho más reparadora que la que se hace después, en tanto que no solo contribuye a volver a poner fuerzas (sobre todo si se ha tenido una mañana fatigada o atareada de trabajo) sino hace que se coma con menor ansia. Otro aspecto primordial a la hora de sacar el mayor beneficio a la siesta es efectuar en un espacio limpio, obscuro y fresco. Un factor de obligación cumplimiento es evitar los elementos perturbadores del reposo como los teléfonos móviles inteligentes.
