Como Enseñar A Un Bebe A Dormir
Te contamos qué puedes hacer para que tu bebé tenga siempre y en todo momento dulces sueños. Ahora hemos comentado que los recién nacidos duermen muchas horas pero nunca mucho más de 3 ó 4 horas consecutivas. Durante estas semanas puedes ir introduciendo de a poco rutinas y horarios fijos que asistirán al pequeño a reconocer que llegó el instante de reposar.
A lo largo del día el bebé debe acostumbrarse a reposar con luz y con el sonido ambiente de la casa, incluyendo ruidos, luces encendidas o conversaciones. A lo largo de la noche las luces se apagan y en el momento en que sea el instante de ofrecerle el pecho, el biberón o de cambiarle el pañal, se puede encender una luz muy tenue. Los profesionales de la salud del bebé tienen la posibilidad de ayudarte a la hora de elegir qué producto es el más conveniente.
¿influye Su Carácter En Las Horas De Sueño?
De los 9 a los 12 meses, es posible que se acrecienten los despertares nocturnos en relación con el avance de la marcha. Procura acostarlo todos y cada uno de los días a exactamente la misma hora y si está adormilado mucho mejor, por el hecho de que asociará la cuna con el sueño. Puedes quedarte a la vera de la cuna hasta que concilie el sueño y hablarle con voz dulce y despacio, esto le tranquilizará y reconfortará. El colchón debe cuadrar sin holgura en la cuna a fin de que el bebé esté seguro y no permanezca riesgo de que se le quede atrapado un pie, la carita o la mano.
No obstante, la Asociación De españa de Pediatría recomienda utilizarlo durante el primer año de vida pues se ha demostrado que puede contribuir a achicar el peligro de muerte súbita en lactantes. Eso sí, hay que abstenerse de emplearlo los primeros días de vida, instante en el que se establece la lactancia materna. Para seguir a acostar a nuestro bebé, muchos padres recurren a cogerles en brazos a fin de que se duerma y luego le meten cuidadosamente en cama. Sommerfeldt recomienda tranquilizar al bebé y, una vez relajado, acostarlo en la cuna para que concilie el sueño por su cuenta. El problema de los bebés que tienen apoyos de sueño, es que los van a requerir cuando se despierten para regresar a conciliar el sueño.
Guía Práctica – De Qué Manera Educar A Dormir A Tu Bebé
Pero una vez que el bebé es mayor y se van suprimiendo las tomas nocturnas, las cosas prosiguen sin mejorar para algunos padres. Muchos niños se prosiguen despertando entre lloros y chillidos, y los abnegados progenitores acuden a coger a su hijo en brazos para que se vuelva a reposar. Me gustaría aclarar la diferencia entre apoyos de sueño y objetos de consuelo. La diferencia se apoya en quién tiene el control, los progenitores o el bebé. Un objeto de consuelo, como una mantita o un muñequito de peluche es algo adoptado por el niño.
Aunque la mayoría de los niños duermen con corrección y aceptable, los problemas de sueño afectan a un por ciento de los niños y, en ciertos casos, tienen la posibilidad de llegar a hacerse crónicos si no son tratados a tiempo. Las causan varían dependiendo de la edad, pero en un porcentaje elevado se deben a pésimos hábitos de sueño, más que nada, en niños mayores de seis meses. Para ayudar al pequeño a conciliar el sueño a lo largo de la noche, la habitación debe mantenerse sin luz o con una luz tenue. La glándula pineal segrega mucho más melatonina (famosa como la hormona del sueño) a oscuras pues es sensible a la luz.
En ocasiones, el mismo cansancio y las malas noches nos llevan a buscar soluciones a corto plazo para dormir al bebé mucho más velozmente, y de esta manera poder conseguir unas cuantas horas de descanso. Los apoyos de sueño son ocupaciones concretas que les permiten conciliar el sueño. Ciertos necesitan tomar un biberón o necesitan el pecho de mamá, otros pasear en coche en la madrugada y otros reposar en brazos. Los apoyos de sueño se acostumbran a emplear no solo en el instante de acostarse, sino más bien toda vez que un bebé se despierta en la mitad de la noche. Los bebés ahora saben dormir, solo que su horario de sueño es diferente al de los mayores.
Existe una evidencia a nivel científico que indica que es más seguro para el niño dormir en su cuna boca arriba, más allá de que el colecho es beneficioso para sostener la lactancia. Desde los 3 meses la mayor parte de los bebés empiezan a reposar cuando menos 5 horas consecutivas por la noche. Sus periodos de sueño durante el día son mucho más cortos, aunque prosiguen despertándose durante la noche para comer. En Europa no hay una normativa legal que garantice unos factores de seguridad y calidad en algo tan importante como el colchón de la cuna de tu bebé.
Por norma general los padres recurren a algún acompañamiento durante las primeras semanas de vida del bebé, mientas que los bebés no adoptan elementos de consuelo hasta los seis meses o mucho más. Uno de los mejores consejos es asistirlo a mantener ese horario con prácticas diarias, de forma que le facilitemos esas pequeñas siestas y el momento de irse a reposar todos y cada uno de los días aproximadamente a exactamente la misma hora. Para hacer más simple el correcto avance de nuestro bebé y también comunicar en él hábitos saludables de sueño, es esencial no sobreexponerlo a estímulos externos que puedan alterarlo. Hay que eludir la utilización inadecuado de aparatos tecnológicos como la televisión o la tablet, en especial en las horas anteriores al sueño.
